banner
Centro de Noticias
Un esfuerzo conjunto conducirá a un resultado exitoso para todos.

Lo que nos pusimos: El asunto del rey

May 30, 2024

lunes 24 de julio de 2023

King's Affair – el autoproclamado antídoto a los bailes de mayo – regresó este año con el tema “carnavalesco”. La palabra, acuñada por Mikhail Bakhtin, se refiere a una filosofía literaria arraigada en la “liberación de la norma”. Para nosotros, esa norma era una semana de horarios de sueño atroces, zapatos de vestir cubiertos de barro y audífonos silenciosos de discoteca, y esa liberación llegó en la forma de una oportunidad de vivir una fantasía extrañamente universal de huir y unirse al circo.

Equipada con las palabras de un filósofo ruso, una combinación de colores distinta y algunos gráficos crípticos en las redes sociales, la variedad de conjuntos ideados era variada pero coherente. Elementos de entretenimiento cortesano arcaico cubrían un mar de ropa roja, negra y blanca. Los cuellos de oficina, los sombreros de bufón y las medias a rayas eran accesorios imprescindibles. Sobre el cuerpo se colocaron ingeniosamente naipes y cartas del tarot a modo de decoración, encima de una ajustada corsetería y medias de rejilla. Otros se comprometieron a vestirse como animadores específicos, desde bufones hasta trapecistas, desdibujando la línea entre invitado y artista. Una mujer que se había transformado en una recreación elaborada e increíblemente precisa del Reloj del Corpus creó tanto espectáculo como la pareja sobre zancos que rodeaba la carpa del escenario principal.

Desde el tonto Tudor hasta las flappers de la década de 1920, los disfraces fueron una oda a la celebración carnal a través de los siglos. Había motivos recurrentes: medias a rayas, corazones de amor y un envidiable maquillaje de payaso. Pero mientras algunos los combinaron con encaje, otros optaron por el látex. Los conjuntos con capas metálicas y botas de cuero o bombachos con enormes lazos se remataron con los mismos sombreros puntiagudos. Con reminiscencias de los personajes de los decorados minuciosamente cohesivos de la película de 1995 The Doom Generation, el monocromo llamaba la atención incluso contra las decoraciones del mismo tono.

Abundaban los actos dobles y los disfraces grupales, que compartían adornos similares y medias complementarias, o incorporaban el mismo material brillante en cada atuendo de maneras cada vez más singulares.

Lo fantástico fue adoptado de manera similar, ya que me encontré haciendo cola para conseguir gofres detrás de cuerpos celestes y deidades griegas. Se vieron tocados elaborados con máscaras surrealistas, que parecían animales del País de las Maravillas de Alicia, si preferían el drum'n'bass a las fiestas de té.

Las plumas enmarcaban rostros, hacían alas e incluso alargaban pestañas. Los disfraces que parecían sacados de las calles del carnaval de Notting Hill empleaban alas centelleantes bastante ligeras, boas de plumas y partes iguales de tutú y oropel. Los rostros estaban pintados con extravagancia cubista, blanqueados y delineados por pequeñas gemas centelleantes. Mejillas pintadas en forma de corazones y diamantes, con ojos delineados como estrellas.

LEER MÁS

Vístete para impresionar, por menos

Cuando el sol volvió a salir, la foto obligatoria del superviviente conmemoró la hazaña de llegar hasta las 4 de la madrugada, incluso si nuestros disfraces no hubieran durado tan bien. Vio una multitud de túnicas, corsés y ligas, con medias rotas, tacones en la mano y pintura facial manchada y sudada.

Se intercambiaron máscaras y las pelucas se perdieron durante la noche, concluyendo King's Affair; no un Baile de Mayo ni un concurso de disfraces, sino una celebración del cuerpo y de las infinitas formas en que podemos decorarlo.